Verde. Te miro.
Amarillo. Te peino las canas.
Rojo. Me río en tu nariz.
Gris. Te hago una ola de besos.
Naranja. Me como tus macarrones.
Violeta. Te robo palabras y te encierro en ellas.
Oro. Me pestañeas.
Plata. Te río por las comisuras.
Azul. Me haces el calamar.
Negro. Te desfleco el alma.
Categoría: también existen los musos
Me ha salido un grano en la nariz
Me ha salido un grano en la nariz.
Y no tiene gracia.
Se llama “Tú”.
Te veo por todas partes y a todas horas como si fueras un político de tercera.
Subo, bajo, merodeo para acá y para allá y mis ideas se me enganchan a tu cara como una planta trepadora.
Me paso el día intentando buscar archivos de piezas incunables, pero veo el grano en la punta de mi nariz a través de mis gafas, entre los satanes y las evas de las ilustraciones, y brilla el puñetero grano inflamado con una sonrisa muy parecida a la tuya y se ríe de mí.
Por entretener al tiempo a ver si le da la gana pasar de largo, he hecho una búsqueda bibliográfica de los episodios registrados en los últimos años de pseudoquistes pancreáticos complicados con derrame pleural,… así si tú no me das un beso, a ver si al menos me dan una beca de investigación.
Pero el grano me mira, desde mi nariz respingona de payaso, se chotea de mí, no me deja que te olvide y además duele, me hace pupa, me hace daño.
Me he tirado a bucear a la piscina con intenciones de ahogarme o de que estalle ese puñetero granito, y una vecina amable ha venido a rescatarme y me ha sacado con los labios mu moraítos… pero con tu imagen clavada como un grano en mi nariz.
He ido a una bruja a ver si me daba algún emplasto o algún conjuro para convertirme en olvidadiza. Lo malo es que era tu cuñada y la cosa no ha resultado fácil.
Así que he optado por enviarte orquídeas con mis efluvios, a ver si del empalago te vas al reino de las sombras, y recupera la paz el infinito universo.
Tóxico Benigno
¡Ay, guapa!
No hace falta que coma setas alucinógenas, si cada vez que apareces me salen palabras, palabros, requiebros y floripondios, como a la luz de la luna pero sin cerveza. Siempre fui un poeta de feria y el lirismo me inunda a ratos, como las norias. Entras en mi burbuja y el alma se me sube a la parra sin necesidad de vinos olorosos, las uvas son sólo para ver cómo te las comes.
No me importa que me intoxiques de esa forma tan benigna que transporta luces a mis oscuridades.
No te confundas, nena, no estoy enamorado de ti, estoy enamorado de mí en este estado que me produces con que simplemente muevas un dedo. Y como eres perversa y de naturaleza opaca, no siempre me dejas adivinar lo que escondes debajo de tus cejas.
Te recitaría poesías, pero me da mucha risa, así que empieza tú primero.
Mejor será que me vaya a volar como las abejas de flor en flor, aunque creo que no volveré a libar otro tóxico igual. O a lo mejor es más útil si me transformo en vampiro primaveral y voy a chuparte la sangre de ninfa de los infiernos.
Guardaespaldas de limón
Así que, como allí estaba yo, delante del fregadero, pensando en tu boca de flor de buganvilla, sonriendo abstraída, mirando cómo se forma y cómo cae la gota de agua de un grifo, haciendo ese ruido que sólo tú supiste enseñarme a distinguir, poingchidiviú, así hace la gota,…
Curioso Bidet
Engranajes
Tuesto el pan, te afeitas, exprimo las naranjas, me besas el cuello, hago café, me miras sonriendo como si no me hubieras visto nunca. Me voy. Te vas. Ignoro qué comes. No sabes si respiro. Vuelvo. Vuelves. Me pongo las zapatillas de corazoncitos de los chinos, te quedas en bañador sufriendo el semicalor, sonrío para mis adentros, me pillas sonriendo para mis adentros, te deseo en mis adentros, me pillas al vuelo el deseo de mis adentros. No suspiro, suspiras, no grito, ruges, me arqueo, planchas los hilos de los suspiros, los gritos y los rugidos que se confunden con caldos de cultivo. Yo cultivo, tú plantas. Te añoro aunque estés ahí mismo, pones tus dedos a amasar mis caracoles. Vivimos, dormimos.
La calma está engranada en el aire de los visillos.